UN LEGADO FAMILIAR

La historia de Tinglados Maciel es un relato que trasciende el mero éxito empresarial para convertirse en un legado familiar arraigado en la tradición y el compromiso con la excelencia.

Como una semilla que germina y desarrolla poco a poco fuertes raíces, la empresa ha experimentado una notable evolución, gracias al arduo trabajo y la visión empresarial de sus fundadores

Propio de las grandes historias, los comienzos de la empresa fundada por Domingo "Guito" Mettozzi en 1948 se dieron en lugares modestos, con herramientas básicas, pero con el impulso de la cultura del trabajo y de la ambición de progreso.

Guito estableció las bases de la empresa con sus primeros trabajos, demostrando habilidad técnica y un compromiso inquebrantable con la calidad. Con el paso de los años, su reputación como artesano del metal se consolidó, atrayendo clientes y expandiendo gradualmente su presencia en el mercado.

Sin embargo, un fuerte punto de inflexión llegó en 1969, cuando el hijo de Domingo, Héctor, se unió al negocio familiar. Con una visión renovada y un espíritu emprendedor, Héctor no solo continuó el legado de su padre, sino que también llevó la empresa hacia nuevos horizontes. Inspirado por las oportunidades emergentes en el sector porcino, diversificó las operaciones de la empresa, introduciendo soluciones metalúrgicas innovadoras adaptadas a las necesidades específicas de este mercado en crecimiento.

La combinación de la experiencia acumulada de Domingo y el impulso visionario de Héctor resultó ser un éxito rotundo. La empresa metalúrgica no solo se mantuvo a la vanguardia de la industria, sino que también se convirtió en un socio indispensable para las empresas del sector porcino, proporcionando soluciones personalizadas y de alta calidad que impulsaron el crecimiento y la eficiencia de sus clientes.

A lo largo de las décadas, la empresa ha enfrentado desafíos y cambios en el panorama empresarial, pero ha demostrado una notable capacidad para adaptarse y prosperar en cualquier entorno.

Hoy en día, Tinglados Maciel es un testimonio perdurable del espíritu empresarial, la dedicación a la excelencia y el valor de la innovación continua. Su legado perdurará como un ejemplo inspirador para las generaciones venideras en el mundo de los negocios.